lunes, 14 de marzo de 2011

El Desarrollo Intelectual del Niño de 0 a 6 años

La inteligencia es la capacidad para resolver problemas nuevos, para Piaget, científico del desarrollo infantil, es la capacidad de adaptarse al medio. Esta adaptación supone un intercambio entre la realidad externa y el individuo, influyéndose de manera mutua. El individuo modifica la realidad externa con su forma de actuar a la vez que la realidad influye también en la persona.



 El desarrollo de la inteligencia comprende una serie de estadios y cada uno supone un avance respecto del anterior:
  Al nacer, el niño cuenta con sentidos y reflejos que hace uso de manera automática, no voluntaria y son los principales elementos que utilizará para adaptarse a su ambiente.
Posteriormente gracias al uso de sus sentidos, será capaz de atender a un objeto, sus acciones pasaran de ser simples reflejos a acciones voluntarias orientadas por los estímulos externos.
 A partir del quinto mes, alguno de los movimientos que por casualidad realizó el bebé produjo un efecto que a él le resultó interesante; por ejemplo agitar un sonajero y escuchar aquel sonido que le resultó interesante, volver a hacerlo y darse cuenta de lo sucedido y hacerlo de manera repetitiva, se estará percatando de la relación causa - efecto que tiene su conducta (agitar el sonajero) sobre el medio (producción del sonido).
 Hacia el octavo mes, ya no solo buscará repetir sus acciones para conseguir un objetivo, ahora será capaz de coordinar dichas acciones para conseguir su meta, así por ejemplo será capaz de atravesar o apartar el obstáculo que tiene para llegar hacia su juguete preferido mientras gatea, el niño adaptará sus acciones ante una situación problema, coordinando sus movimientos a la vez que desarrolla su pensamiento.
 Finalizando el primer año de vida, se convertirá en un pequeño explorador, ahora buscará nuevas estrategias o medios para conseguir su objetivo o resolver un problema. Así por ejemplo, para conseguir su juguete será capaz de utilizar algún instrumento para atraerlo o jalar la tela sobre la que está colocado y cogerlo. Esta inteligencia práctica, parte de la etapa sensorio-motora, llega a su máxima evolución entre los 18 y 24 meses.
 A partir de los dos años, se dará un salto de lo sensorio-motor a lo representativo gracias al desarrollo de la “función simbólica”, esta capacidad de representar la realidad implica que ahora el niño no solo será capaz de manipular los objetos materialmente sino también mentalmente. Así será capaz de representar la realidad a través del juego, la imitación, el dibujo, las imágenes mentales y las palabras. Esta función simbólica se representa de tres maneras:
o   La imitación diferida es la repetición (imitación) de una acción observada, tiempo después de que ha pasado.
o   El juego simbólico es cuando los niños utilizan un objeto para representar (simbolizar) algo más, como convertir una caja en un coche, una escoba en un caballo, etc.
o   El lenguaje implica la utilización de un sistema común de símbolos (palabras) para comunicarse.
Piaget, el pensamiento simbólico es la clave para la inteligencia verdadera. Permite que los niños formen sus propias ideas y usen su imaginación. Antes necesitaban tener un objeto concreto como una pelota frente a ellos para demostrar que querían jugar, pero ahora pueden imaginarla y usar un símbolo como la palabra “pelota” para describir lo que quieren hacer.
   Entre los 3 y 6 años su pensamiento estará cada vez más desarrollado en relación con el desarrollo de su lenguaje, se encontrará atravesando el periodo pre-operatorio, ahora podrá asociar imágenes, objetos, acciones y palabras. Se interesará por aspectos de la vida cotidiana, sus juegos principales serán hablar por teléfono, peinarse, jugar a la comida. Comenzarán además a clasificar y seriar objetos según su forma y color, establecer categorías y de esta forma sentar las bases para el aprendizaje de conceptos matemáticos.

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